viernes, 2 de septiembre de 2016

Desarrollo de la industria textil

     La industria es uno de los aspectos más importantes y destacados de la Revolución Industrial, por ello vamos a destacar los principales aspectos  de uno de los campos fundamentales dentro de este proceso como es la industria textil.

      La demanda , sobre la cual ya hablamos en las causas, creó la necesidad de generar productos para su satisfacción y se inició el  sistema de trabajo a domicilio. Sin embargo, este  tenía varios inconvenientes para los patrones: se derrochaba tiempo y dinero a lo largo del proceso de entrega de las materias primas hasta la recogida del producto terminado, una demora en una de las fases del proceso hacía que todo se atrasara; además los productos finales no eran homogéneos ya que no se podía controlar la calidad y el estilo; era corriente que los operarios se robaban la materia prima para substituirla por otras de calidad inferior.

     Para intentar darle solución a estos problemas se crearon  los talleres centrales para poder concentrar a los trabajadores en un local fuera de su domicilio y así poder controlar adecuadamente el proceso de producción.  Estos talleres centrales no son otra cosa que las manufacturas, el antecedente más inmediato de las futuras fábricas de la Revolución Industrial.


     El sistema fabril.

     Como resultado de a exigencia de mayores, mejores y más económicos y como consecuencia necesaria de la técnica maquinista, la maquinaria era muy pesada, costosa y complicada como para instalarla en los domicilios de los operarios, nació el sistema fabril o "factory system", una forma distinta de concentrar y controlar el trabajo.


    Esto exigía una concentración de cientos a miles de trabajadores en esos establecimientos industriales cuyo funcionamiento no podía ser anárquico, al gusto personal de cada obrero, sino que ameritó una nueva organización industrial y una nueva disciplina de trabajo.

       Las relaciones personales del patrono o empresario con sus empleados, en que estaban basados los gremios y el sistema de trabajo a domicilio, tendieron a desaparecer y al despersonalizarse, los trabajadores quedaron regimentados en todas sus actividades.

      En este primitivo sistema fabril, el trabajo se convirtió en una mercancía más, comprada y vendida en el mercado de trabajo, de acuerdo a las fluctuaciones de la oferta y la demanda, sin tener en cuenta razones humanitarias.

       Las principales características del sistema fabril según Harry Barnes son:
La más notable es la reunión o concentración de un número mucho mayor de trabajadores en un sólo establecimiento que los que podían reunirse en industrias anteriores.

      El sistema fabril ofrecía mayores oportunidades para controlar, supervisar y disciplinar el trabajo y no solo facilitó el control y la vigilancia necesarios, sino que también la disciplina y la reglamentación fueron inevitables para que no prevaleciera el caos y la confusión.  Fue necesario, pues, establecer un régimen riguroso acerca de las horas de permanencia en el trabajo diario, los horarios de entrada y salida, las tareas asignadas a cada trabajador, el comportamiento y conducta en la fábrica, etc., etc., así aparecieron los códigos de disciplina fabril, y el primero de ellos fue elaborado por Richard Arkwright,el cual fue ampliamente adoptado en Europa, ya que sus fábricas fueron un ejemplo de buena organización y rentabilidad.

     Por último debe señalarse que si bien la técnica maquinista favorecía la creciente división del trabajo en múltiples operaciones rutinarias, esto tenía como defecto, el mecanizar al trabajador cuando este repite los mismos movimientos día tras día con las consecuentes monotonía, tedio, fatiga y hasta trastornos nerviosos; hoy estas exageraciones de los códigos de disciplina fabril han sido enmendadas con la aplicación de la psicología y la dirección de personal más científica y humanizada.


     La racionalización del trabajo.

     Uno de los logros más notables del sistema fabril es el de la producción en masa y la seguridad de ella dependen de dos factores principales: a) eliminación de despilfarro y b) elaboración de partes intercambiables (standarizadas) por medio de máquinas.

      El primer factor se refiere a un aprovechamiento racional del trabajo humano: esto no se tomó muy en cuenta durante la Primera Revolución Industrial (1760-1870) debido a que durante esa etapa, la mano de obra era abundante y, por ende, barata y la competencia entre pequeñas unidades de producción no constituía un problema serio.

     Para la segunda etapa (1870-1914) hay un gran cambio en esas actitudes: la competencia entre pequeñas unidades de producción cede su lugar a la competencia de enormes unidades de tipo monopolistas u oligopolistas, las cuales utilizaban maquinarias más complejas y costosas y necesitaban una mano de obra calificada y especializada en lugar de un empleo masivo de mano de obra sin calificación alguna. Esta especialización era provechosa para el obrero, quien lograba incrementar sus salarios, como también para el empresario, quien beneficiaba, porque sus productos mejoraban tanto en cantidad como en calidad.

    Las oportunidades de ganancias y pérdidas aumentaron tanto como la ya enorme producción masiva y no se podía dejar a la casualidad y a los rutinarios métodos de la primera etapa de la Revolución Industrial (1760-1870).  Es por ello que se empieza a prestar gran atención a la forma de organizar racionalmente las fábricas y el trabajo del personal, para hacer la producción más eficiente. La productividad personal de los obreros norteamericanos entre 1870 y 1910 se duplicó, no sólo debido al aumento de fuerza mecánica por obrero o por el mejoramiento de las nuevas máquinas, sino también por la ya mencionada racionalización.

          Las figuras más notables de esta racionalización fueron Frederick Taylor (1856-1915), Henry Gantt (1861-1919) y Frank Gilbreth (1886-1924).

       Entre estas  innovaciones están los experimentos con la línea de montaje móvil (moving assembly line) que Henry Ford instaló en su fábrica en 1913: los obreros colocados a lo largo de una correa sin fin, realizaban una tarea específica.  Esto redujo el tiempo de armar un automóvil de doce horas y media a una hora y media, el precio unitario de un vehículo se redujo de 950 dólares a 290, lo cual le permitió conquistar un gran mercado; la producción, para el año siguiente 1914, ascendió a un cuarto de millón de automóviles.

     Este éxito justifica que autores como Aldous Huxley, hablan de "Fordismo" en lugar de "Taylorismo".

       Los empresarios, en su gran mayoría, acogieron las ideas de Taylor, pero no así  los obreros, quienes lo consideraron, equivocadamente, un instrumento de explotación capitalista; las diferentes  ligas sindicales de América y Europa estuvieron en contra de su aplicación. Años más tarde, en 1936, en la Unión Soviética se exaltó al "estajanovismo" una versión stalinista del "taylorismo", que también despertó la antipatía de los trabajadores soviéticos no especializados.

   
     Cambios en la industria textil.

     Las razones más importantes que justifican el auge de la industria textil algodonera fueron:

    a) El aumento de la demanda en el mercado nacional debido al crecimiento de la población de Gran Bretaña, pero esto no hubiera sido suficiente, hay que añadir el incremento internacional ultramarino en zonas cálidas, para justificar ese rápido aumento.

    b) La industria textil tenía ya un cierto grado de desarrollo y las innovaciones para mecanizarla fueron relativamente fáciles y fueron hechas principalmente, por obreros familiarizados con los problemas de la producción,  ya que  la mayoría de ellos trabajaban a destajo dentro del sistema de trabajo doméstico.

    La primera innovación mecánica fue la lanzadera o canilla volante de John Kay en 1733 que duplicaba el rendimiento del telar a mano.  Cinco años más tarde Lewis Paul patentó una máquina de hilar de rodillos, sin que ambos inventos tuvieran efecto inmediato; en 1750-60 se generalizó la utilización de la lanzadera de J. Kay lo cual significó que la producción de los hilanderos resultara insuficiente.

      Algunos inventos importantes en Inglaterra fueron:

  •     La "spinning jenny" de James Hargreaves (1768)  máquina que  podía realizar el trabajo de ocho hilanderos, 
  •     La  "water frame" de Richard Arkwright la cual usaba energía hidráulica y producía hilos resistentes.
  •  En 1779, Samuel Crompton combinando los dos inventos anteriores creó la "mula", la cual a su vez, fue automatizada por Richard Roberts en 1825.
  •  En 1813 William Horrocks creó el telar mecánico,  el cual fue perfeccionado por Richard Roberts en 1822 y hasta llegar al telar mecánico automático de Kenworthy y Bullough de 1841.


    
      En Norteamérica se inventaron otras máquinas muy importantes para la industria textil como la desmotadora de algodón (cotton gin) de Eli Whitney en 1793.  

     En este video puedes encontrar una síntesis de la evolución de la industria textil

           

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