sábado, 15 de octubre de 2016

Cuestión Social

CAMBIOS SOCIALES DE LA LLAMADA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Como ya hemos comentado que la Revolución Industrial fue un fenómeno que abarcó todos los ámbitos de la vida, ahora nos dedicaremos a ver algunos de sus principales efectos.



Este video resume las condiciones de  la sociedad industrial, por un lado, los obreros y por el otro la burguesía enriquecida gracias a las nuevas propuestas económicas. 

Hacia 1830, la Revolución Industrial condujo al continente  europeo, a una nueva situación y generó cambios en todos los ámbitos de la sociedad occidental . En el campo social, entre otros, podemos señalar el establecimiento de dos grandes clases: la burguesía y el proletariado.

Asimismo, hubo importantes alteraciones en las condiciones de vida y de trabajo, las cuales no siempre estuvieron acordes con el progreso material y económico de ciertos sectores de la población.


Evolución del crecimiento de la población
Tomado de:http://apuntesdehistoriauniversal.blogspot.com/2013/05/la-revolucion-demografica-y-agricola.html
Los avances en el campo de la medicina preventiva, con la vacunación masiva y el suministro de medicamentos contra enfermedades como el tifus, la peste, la viruela y el cólera contribuyeron al aumento de la población.

La esperanza media de vida en la clase obrera europea era de 24 años. Su alimentación básica era era el pan y las papas. El consumo de leche, carnes, mantequilla, huevos y verduras era muy escaso, debido a los precios elevados. La deficiente alimentación hizo aumentar el índice de mortalidad entre 1810 y 1840. Esta situación se superó a partir de 1850, al hacerse más raras las epidemias, al mejorarse la higiene y descender la mortalidad infantil.

Durante la Revolución industrial, la población europea creció de 175 millones a 400 millones de habitantes, la esta­do­unidense de 5 millones a 100 millones y la argentina de 400000 a 14 millones. 

La población, además de aumentar, buscó concentrarse en las ciudades, cuyo crecimiento, provocado por las fábricas, comunicaciones, transportes, comercio y una vida atractiva, las convirtió en focos de atracción. 

Condiciones de trabajo

Por ejemplo, entre 1850 y 1900, la población inglesa que vivía en las ciudades aumentó de 50% a 75%. En Estados Unidos, hacia 1900, la mitad de la población se concentraba en 1% del área territorial disponible, y en 1920, más de la mitad de su población total vivía en ciudades importantes.


Durante el desarrollo del proceso industrial, las condiciones de trabajo eran muy duras, casi inhumanas. Los trabajadores vivían en situación de hacinamiento y las normas higiénicas más elementales eran ignoradas.

“Tuve frecuentes oportunidades de ver gente saliendo de las fábricas y ocasionalmente atenderles como pacientes. El pasado verano visité tres fábricas algodoneras con el Dr. Clough de Preston y con el Sr. Baker de Manchester y no fuimos capaces de permanecer diez minutos en la fábrica sin empezar a jadear por falta de aire. ¿Cómo es posible que quienes están condenados a permanecer ahí doce o catorce horas lo soporten? Si tenemos en cuenta la temperatura del aire y su contaminación no puedo llegar a concebir como los trabajadores pueden soportar el confinamiento durante tan largo periodo de tiempo."
Declaraciones  del Dr. Ward de Manchester en una investigación sobre la salud en las fábricas textiles, 1819  Tomado de: http://recorriendolabitacoradeclio.blogspot.com/2011/09/la-revolucion-industrial-traves-de-los.html (en esta página encontrarás otros testimonios sobre el tema)

Dentro de La industria la situación no era mejor. Los trabajadores carecían de instrucción y experiencia para el uso de las máquinas por lo que, en muchos casos se producían lesiones, la mayoría, con carácter de invalidez permanente.

Al establecer las fábricas, los empresarios no implantaron ningún tipo de reglas de seguridad. Las mínimas normas de ventilación, alumbrado o calefacción eran totalmente ignoradas con el fin de abaratar los costos y ganar tiempo para la producción.

Algunos empresarios preferían contratar niños, desde 5 años en adelante, pues su salario era menor, podían manejar las máquinas sencillas y eran controlados más fácilmente. Para evitar que se alejaran de sus lugares de trabajo los encadenaban a las máquinas y hasta llegaban a limarles los dientes para que comieran menos. 


  
                                               The Children Who Built Victorian Britain Part (en inglés)
             
Las mujeres eran sometidas a una fuerte explotación generada por las excesivas cargas de horario, el poco salario, e incluso, algunas de ellas, tenían que complacer los deseos sexuales de los capataces para conservar el trabajo.

En las minas, los llamados "topos" no conocían la luz del sol, los accidentes eran muy frecuentes y los trabajadores se convertían en verdaderos animales.

“Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina”
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842 Tomado de: http://recorriendolabitacoradeclio.blogspot.com/2011/09/la-revolucion-industrial-traves-de-los.html (en esta página encontrarás otros testimonios sobre el tema)

El hombre se consideraba como una máquina más, la cual sólo se alimentaba de un tipo diferente de combustible. Las jornadas de trabajo eran extenuantes; podían comenzar a las 4 de la mañana y terminar a las 10 de la noche. La mayoría trabajaba entre 16 y 18 horas diarias y el agotamiento debido a la monotonía del trabajo repetitivo, en algunos casos, llegaba a producir accidentes y hasta enfermedades mentales.

Las relaciones entre patronos y  obreros se fueron haciendo cada vez más lejanas e impersonales; un solo patrono, como sucedía en el caso de la manufactura textil, podía emplear hasta dos mil personas. Al no poder controlar las fábricas por sí mismos, los capitalistas se vieron en la necesidad de crear nuevas profesiones como el ya mencionado capataz, los controladores y los gerentes, todos ellos contribuyeron a agudizar la explotación de los obreros pues, como hemos señalado, de su rendimiento dependía la conservación de sus trabajos.

Las relaciones entre los obreros eran muy estrechas: comían, dormían, sufrían y hasta se emborrachaban en sus lugares de trabajos, sin embargo, paradójicamente, la solidaridad entre ellos era poca pues el fracaso de alguno podía ser el beneficio para el otro.

Se inició la vigilancia dentro de las fábricas ya que algunos obreros se robaban las materias primas, así mismo se crearon castigos para estos delitos.  

La gran demanda de empleo permitió a los patronos fijar salarios muy bajos, los medios de control y disciplina, especialmente las multas que establecían para los que cometían algún error en el trabajo, redujeron el sueldo en el momento de la paga, por lo que el poder adquisitivo de los trabajadores era cada vez menor.
Todo esto, unido al constante éxodo campesino hacia las ciudades significó el aumento de la mendicidad y la delincuencia.

Estas condiciones de vida y trabajo, así como la degradación humana que propiciaban, fueron descritas magistralmente por los novelistas de la época, quienes reflejaron todo el cinismo, materialismo y pesimismo que les rodeaba; así tenemos, en Francia a las obras de Balzac, retratista de la clase burguesa, Gustave Flaubert y, sobre todo, a Emile Zola, quien se preocupó sobremanera por los problemas sociales causados por la industrialización.

En  Gran Bretaña, aparecieron las obras de Charles Dickens, Mary Ann Evans, quien escribió con el pseudónimo de George Eliot, Tomás Hardy y George Bernard Shaw, quien fue el epítome del realismo de finales de siglo XIX y principios del XX.

Cabe destacar la obra de otros autores con el estadounidense Theodore Dreiser, el noruego Henrik Ibsen, los rusos Ivan Sergeyevich Turgeniev, Fedor Dostoievski y León Tolstoi; y la española Emilia Pardo Bazán.

Otro punto que debemos señalar es la abolición de la esclavitud, esta institución fue abolida en Gran Bretaña en 1807 y, en el resto del Imperio, en 1832 con la promulgación de la Ley de Reforma. En Francia, a pesar de que había sido suprimida por la Convención en 1794, realmente fue bajo la aventura imperial de los 100 días de Napoleón cuando se eliminó totalmente.

En otros países el proceso fue más lento, en los Estados Unidos perduró  hasta el ya conocido desenlace de la Guerra de Secesión de 1864 y en las Indias Holandesas subsistió hasta 1871.

Surgió con gran ímpetu la llamada cuestión social o cuestión obrera, la cual puede definirse como la denominación colectiva de las fricciones o problemas existentes entre las nuevas clases sociales.

Como posibles causas de la cuestión social podemos señalar:

A) Causas económicas: la mala distribución de la riqueza, la insuficiencia de la producción y el alto costo de la vida.
B) Causas jurídicas: el defectuoso régimen de propiedad y la desigualdad ante la ley.
C) Causas políticas: la centralización o, por el contrario, la atomización excesiva por parte del Estado.
D) Causas demográficas: el excesivo aumento de la población, el éxodo campesino hacia las ciudades y el hacinamiento urbano.
E) Causas éticas: la desintegración de la familia, existían algunas ocupaciones, como la pesca y la minería, en los cuales podía trabajar el grupo familiar, pero esto no significaba unión sino necesidad, el egoísmo, la falta de caridad y la  inexistencia de principios morales.


Para finalizar, aunque no pertenece al periodo histórico que estamos trabajando, te dejo la película Tiempos Modernos de Charles Chaplin, en la que, de una manera satírica se evidencia la alienación de los trabajadores.




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