martes, 2 de mayo de 2017

La Segunda Guerra Mundial. Comentarios y antecedentes

La  Segunda Guerra Mundial


La Segunda  Guerra  Mundial fue  un conflicto de escala gigantesca y constituye uno  de los capítulos  más significativos de la historia del siglo XX;  participaron en ella como  beligerantes casi todos  los Estados de los cinco continentes, más de 60 millones  de hombres  y mujeres combatieron encarnizadamente en aire,  mar y tierra  en todos  los  confines del planeta ya que, quienes  no estaban alistados  en los ejércitos, tuvieron  que trabajar en servicios paramilitares o en la fabricación  de suministros y armas  cada vez más sofisticadas, al punto que  produjeron, hasta ahora, una de  las mayores destrucciones en la historia  de la humanidad con consecuencias materiales y espirituales que aún  perduran.

Antecedentes

La  Primera  Guerra   Mundial,   1914-1918,  puede  ser  considerada como la  más grande  frustración  de comienzos del siglo XX,  puesto que, a pesar de su  gigantesco costo  humano;  material y psicológico, no llegó a solucionar verdaderamente los conflictos que la habían  provocado. Los discutidos tratados que la concluyeron, especialmente el de Versalles, resultaron ineficaces como instrumentos para consolidar la paz y evitar nuevos enfrentamientos; la  tan ansiada paz se convirtió en un simple armisticio. Los irresueltos problemas  territoriales,  económicos,  financieros y sociales se hicieron cada vez más graves y las tibias medidas tomadas por las potencias democráticas  resultaron  insuficientes para detener a Hitler, Mussolini y Tojo, cuyas continuas agresiones condujeron a la Segunda Guerra Mundial.

Si comparamos el inicio  de las  dos guerras,  podemos  señalar  que la primera resultó, aunque  deseada, inesperada y sorpresiva por la rapidez con la que se propagó, especialmente, gracias a la favorable predisposición de los altos mandos militares europeos; por el contrario, la guerra de 1939 resultó  tan  anticipada como  temida  debido a la denominada  "era de los golpes de fuerza", provocada por los totalitarismos de la década de los años 30, los cuales, probablemente, pudieron haber sido anulados por una política firme, resuelta y dura que las potencias democráticas no supieron o no pudieron  adoptar en esa crucial coyuntura,  más bien casi podríamos decir que se mantuvieron indiferentes hasta que se sintieron agredidas. 

La beligerancia de Alemania, Japón  e Italia hacia el status internacional  existente,  desmoronó la frágil seguridad  colectiva  preconizada por la Sociedad  de Naciones,  mediante una  sistemática escalada  golpista; por otra parte, los Estados Unidos,  quienes  habían emergido  como  potencia, asumieron una  política  anacrónica que  no  se correspondía con  su nueva condición, mantuvieron y renovaron su política  de aislamiento político,  la cual se concretó en las "leyes de neutralidad" de 1936,  esta posición debilitó el papel de Francia y Gran Bretaña en la defensa y consolidación de la paz mundial.

En la cadena de acontecimientos que condujeron a la Segunda  Guerra Mundial podernos destacar el papel de Japón,  el cual después de la Primera Guerra  Mundial; según Johnson,  inició una  etapa de violencia  política, en  1919 se crearon  la Dai  Nihon Kokusuikai (Sociedad  de la Esencia  Nacional  del Japón)  y la Yuzonsha  amén  de otras  sociedades  radicales  como la Kecsmedian, la Sociedad Jimmu (Jimmu Kai), y el partido de la Espada Celeste.  La situación  se radicalizó  a mediados  de la década  de los 30, cuando los oficiales medios  del ejército' asumieron posiciones fascistas-leninistas tomando como  esencia la Kokucai  (política nacionalista).


En  el aspecto  económico la situación  se deterioraba  cada vez más, las  importaciones  de arroz,  producto básico en  la  dieta  diaria,  aumentaban  considerablemente  y los  gobiernos  civiles  se vieron  presionados  por las  fuerzas militares que justificaban  la expansión  como  algo vital  para el posible desarrollo,  este punto de vista era reforzado por el ejemplo colonial europeo.

La situación política y económica de posguerra y la interpretación del  tratado de Versalles que le había otorgado al Japón el territorio de Shatung  y el mandato en las islas. Esto hacía que, para que se le diera cumplimiento, necesario  una  unión  con Inglaterra,  pero  la actitud de Canadá y los Estados Unidos  en 1921  y 1922 entorpeció estas relaciones  por lo que el Japón se enemistó con los Estados Unidos  (protector de China). La situación se agravó cuando en  1924,  las  autoridades estadounidenses  preocupadas por la creciente  inmigración japonesa  reaccionaron contra  el llamado  "peligro amarillo" y prohibieron el ingreso al país. En Japón  la propaganda expansionista se acrecentó,  subvencionada por fondos secretos de la armada  y del ejército,  frente a esto la primera  opción  era China.

Para lograr estos objetivos se dio,  en  1931, la ocupación japonesa  a Manchuria bajo el pretexto de proteger la seguridad de las vidas y bienes de los japoneses  y contribuyó al establecimiento, al año siguiente,  del “Estado títere”  de Manchokuo, más tarde,  en  1937 inició el ataque  general  contra China.

En 1933, Alemania, después del fracaso de la República  de Weimar y el ascenso  al poder de Adolfo Hitler, se retiró de la Sociedad de Naciones y re ocupó,   sin  ninguna oposición,  la  desmilitarizada  zona  de Renania e inició su carrera armamentista; en 1936, junto  con la Italia de Mussolini, prestó ayuda a Francisco Franco en la guerra civil española, la cual sirvió como  una  especie de entrenamiento  para las  fuerzas ítalo-germanas,  en ese mismo  año se anunció  el Eje Roma-Berlín,  al año siguiente, el 25 de noviembre de 1936, se firmó  el pacto Anti-komintern, entre Alemania, Italia y Japón en contra  del comunismo  internacional.

En  1938,  se produjo el último  intento para satisfacer las apetencias de estas  naciones, la reunión  se llevó a cabo en Múnich  con la asistencia de Hitler, Mussolini,  Chamberlain y Daladier (Stalin no fue invitado), allí se resolvió,  sin asistencia de Checoslovaquia,  la cuestión de los Sudetes y quedó en evidencia la debilidad  de las democracias occidentales  frente a los  totalitarismos.

Por su parte, Stalin firmó su propio acuerdo con Hitler, el 23 de agosto de 1939 se selló el llamado pacto germano soviético o Molotov-Ribbentrop.

Por su parte,  Italia, siguiendo  la política de Mussolini  de crear un Imperio italiano en  el  este de África,  había  invadido Abisinia  en  1935, abandonó la Sociedad de Naciones dos años más tarde, y reanudó su carrera imperialista; en 1939  invadió con éxito a Albania,  pero al año siguiente su ataque a Grecia fracasó.

Alemania invadió Polonia  el  1, de septiembre de 1939 y, el día 3, luego  de fracasar  las  últimas  negociaciones,  Inglaterra y Francia  declararon la guerra  a Alemania iniciándose así los seis largos años de la segunda guerra  mundial.

Para resumir, nuestro sencillo  planteamiento es el siguiente: la Primera Guerra  Mundial puede considerarse como inconclusa ya que no pudo ni resolver los problemas  que la ocasionaron ni terminar con una  derrota contundente sobre los vencidos, caso Alemania, por lo que los conflictos  no sólo  quedaron latentes, sino  que crecieron  por las respuestas  a la situación de posguerra  y terminaron por convertirse en génesis del nuevo conflicto.

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